Vídeo del acto de presentación. Onda Minera RTVN
Carmen Alcázar |
Pero cómo…“cómo empezar el camino, cómo contarte lo qué es y lo que somos..”. Si recordamos, así comenzaba el vídeo promocional sobre la Cuenca Minera de Riotinto realizado por Gulliver Producciones para el ADR hace unos años. Y cómo y por dónde empezar... La respuesta, de la manera más clara y sencilla, nos la pone sobre la mesa hoy el libro de Antonio Vázquez Jiménez: El Río Tinto: paisaje protegido. Diez rutas para conocerlo.
De izqda. a dcha., la periodista Carmen Alcázar, el autor del libro, Antonio Vázquez y el concejal de Cultura, Juan Carlos Domínguez Cerrato. |
Portada del libro de A.Vázquez |
Porque Antonio Vázquez Jiménez es un apasionado de estas aguas rojas, que no dejan indiferente a cualquier alma sensible que se acerque a su orilla: un largo etcétera de artistas, estudiosos, historiadores o senderistas se han quedado prendados del río. Y es que es sumamente difícil no caer en las redes del Tinto y quedar ahí, atrapado de por vida, en ese “ENAMORAMIENTO” con todas las letras del que muy bien habla Pedro Real en las palabras preliminares.
Qué tendrá el río Tinto... Serán sus rojizos, sus violáceos o sus amarillentos, casi imposibles y de otros mundos; o su cauce juguetón y serpenteante entre estas tierras áridas o algo más bullicioso en época de lluvia por la campiña. Qué tendrá el río... Será su aroma característico, sulfuroso y ferroso, al paso de los viejos molinos casi derruidos o los puentes metálicos que lo cruzan silenciosos, absortos y sorprendidos ante tal espectáculo. Ay qué tendrá el río Tinto...
'Marte', de Ángela Arias |
Ya en las páginas iniciales del libro de Antonio queda constancia de que el río Tinto es un enclave único el mundo, tanto por su belleza cromática como por sus excepcionales condiciones ambientales. Hasta hace relativamente poco tiempo, nuestro río era un auténtico desconocido, tanto para los que venían como para los habitantes de sus pueblos ribereños: sus aguas agrias permanecieron durante años repudiadas al roce de cualquier superficie, unas aguas supuestamente sin vida que dejaban a su paso parajes agrestes... O marcianos. Y esto precisamente es lo que está estudiando la NASA en la actualidad, ya que en el Tinto existen micoorganismos, supuestas formas de vida que sobreviven a unas condiciones ambientales similares a las del planeta rojo.
Y con tal exclusividad característica del río, su entorno es pues un paisaje protegido, como bien se señala ya desde el propio título de este libro. Asimismo este “paisaje protegido” al que nos invita Antonio no puede estar más de actualidad, ya que el mes pasado concretamente, la Junta declaró la Cuenca Minera de Riotinto y Nerva como “ZONA PATRIMONIAL PROTEGIDA”. O más bien, POR PROTEGER, diría yo...
“Mira, Platero, cómo han puesto el río entre las minas, el mal corazón y el padrastreo. Apenas si su agua roja recoge aquí y allá, esta tarde, entre el fango violeta y amarillo, el sol poniente; y por su cauce casi sólo pueden ir barcas de juguete. ¡Qué pobreza!”. Juan Ramón Jiménez: Platero y yo. (Cap.95. “El río”)
El río Tinto y sus reflejos |
Estas bellas palabras del nobel moguereño en el entrañable Platero y yo, allá por los primeros años del siglo pasado, bien podrían parecer un presagio del estado actual que presenta nuestro patrimonio industrial y minero. Y esto de lo que hablo también se recoge en este libro como ya pincelé casi al comienzo: la dejadez del paso del tiempo acompaña a cada ruta como el ferrocarril minero al Tinto en su época, aunque sólo quede ya un trazado vejado a manos de chatarreros y vándalos, y reconvertido sin otro remedio en vía verde. Parafraseando a Antonio Vázquez en su prólogo: el río Tinto lo dejan porque no les queda otra. Eso sí, quizás a golpe de ciertos vertidos y con algunas malas prácticas a la que vamos asistiendo, se consiga acabar también con la majestuosidad, el misterio y el esplendor que nos embelesa a todos. Por tanto el título y el contenido relacionado no puede ser más adecuado y oportuno, subrayado y en mayúsculas, y gritado a los cuatro vientos: PAISAJE PROTEGIDO.
Sin embargo, tal y como está el patio, esa declaración de patrimonial y de protegido no puede quedarse ahí en un simple título de cara a la galería, y también desde sus páginas se insta a promover inversiones bien gestionadas con medidas reales de protección que paren y amortigüen su destrucción. Pese a esto, Antonio insiste en enseñarnos en cada ruta la maravilla de tierra que tenemos, lo que queda de lo que en su día fuimos y que lamentablemente evidencia también una parte algo negra de lo que hoy somos y nos dejamos ser en la dejadez.
El autor y su obra |
Diez rutas para conocerlo, diez rutas al abrigo de la espectacularidad del río, y detalladas al milímetro, siempre de un manera fácil y amena, ya desde sus accesos. Rutas al borde la vía, o por lo que queda de ella, de ese ferrocarril minero desde siempre compañero inseparable del Tinto: el trazado le presta al Tinto el camino para recorrerlo, también sus puentes y túneles, sus casas palancas y sus vagones abandonados... El río sangre a su paso invita a rutas impregnadas del recuerdo de otros tiempos en lo que por esas vías circulaban, al sudor de maquinistas y fogoneros, los trenes cargados de minerales, mercancías y pasajeros camino de Huelva.
Y es que en cada ruta propuesta en este libro se muestra lo que de sobra sabemos ya: que la Cuenca Minera de Riotinto es fértil no sólo en belleza de paisajes y en metales tiznados del rojo del Tinto, único en el mundo, sino que también está plagada de auténticos vestigios de nuestra historia; “un gran museo al aire libre en el que las huellas de un pasado minero, único en España y de los más importantes de todo el planeta, continúan visibles para el deleite de sus visitantes”, como leíamos en el libro Tierra herida. Porque si hay algo claro es que, tras la crisis del cobre y el declive de las explotaciones mineras, la promoción con fines turísticos del patrimonio cultural, industrial y minero se ha convertido casi en el único recurso vital para el desarrollo local y comarcal. Y ya sabemos, toda promoción es poca para reavivar una zona tan deprimida como ésta, aunque evidentemente tal promoción no sirve de nada si los elementos que conforman nuestro amplio patrimonio de los que habla Antonio en este libro no “continúan estando visibles” en los próximos años.
Por tanto para ese “deleite” de visitantes fornáneos y vecinos se hace imprescindible un libro como éste: El río Tinto, paisaje protegido. Diez Rutas para conocerlo, que debería estar ya a disposición de todos en los puntos de interés para el turismo de la Cuenca, léase el Museo Minero de Riotinto y en el recorrido turístico que realiza Fundación o aquí en este Museo de Nerva, así como en los Ayuntamientos y Mancomunidad, las casas de Cultura, sociedades y asociaciones locales, librerías...
Antonio Vázquez, de ruta por el Tinto |
De momento, hoy tenemos que felicitarnos todos por tener aquí en este espacio dedicado al Arte y la Cultura de Nerva a un nervense de pura cepa, a un emprendedor nato, a un hombre sencillo y entrañable para todos, siempre con una sonrisa en su rostro y predispuesto a todo lo que le echen por su tierra: Antonio Vázquez Jiménez, un joven de setenta años como él mismo y acertadamente se define, y del que me distan algunos años, muchas circunstancias y vivencias, pero al que me une el amor incondicional, incansable y vivo -muy vivo- por esta tierra, la suya y la mía, la nuestra. Con todo, sólo te puedo dar las gracias, Antonio, por contar conmigo para esta presentación y, sobre todo, por RE- ENAMORARNOS en cada página y a todo color de Nerva y la Cuenca Minera de Riotinto. Muchas gracias, Antonio.
Carmen Alcázar. Nerva, 15 de noviembre de 2012.
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