Cuando de la tierra brota el arte,... y se muestra 'a cielo abierto'

'Marte' por Ángela Arias

"(...)¿Quién se puede quedar indiferente ante tal contemplación? Nuestros alumnos, poseedores de la incomprendida sensibilidad artística han reaccionado, y así se lo mostramos,... Entren, observen, reflexionen e intenten entender,..." Manuel Caro en 'A cielo abierto. Los paisajes de la Cuenca Minera de Riotinto y Nerva'.

El quejio de la tierra de la cicatriz roja. Algo tendrá esa tierra que a toda alma sensible enamora con sus rojizos y sus ocres, con sus cianes y sus violáceos,... Los elegidos para contemplar tanta belleza entre la dejadez del paso del tiempo, esta vez, los alumnos de la facultad de Bellas Artes de Sevilla.

42 obras, 42 ventanitas para mirar y admirar a través de los ojos de estos jóvenes que se dejaron cautivar por los paisajes de la Cuenca Minera de Riotinto; desde la genialidad de 'Nerva York', el realismo violeta de 'Rojo óxido de hierro' o el cromatismo de 'Río de Cobre' hasta la belleza femenina de 'Riotinto', la originalidad de 'Not aluminium' y la veracidad del 'Vagón teñido de rojo' consiguen transportar al espectador de tan variada muestra a un lugar donde pasado y presente conviven, y de vez en cuando, a la gresca.

Ya al entrar en la pintoresca facultad, se respira a aguarrás, a óleos y terracota; pero lo que se siente al contemplar cada uno de los paneles y lienzos de la exposición 'A cielo abierto. Los paisajes de la Cuenca Minera de Riotinto y Nerva', es un escalofrío que recorre todo el cuerpo, porque en la distancia el rojizo de la tierra, -y más a pinceladas-, llama de nuevo a esa nostalgia nervense con que comenzó este blog.

Maravillados tuvieron que quedar los jóvenes artistas ante tanta diversidad cromática mezclada entre los vestigios de historia de la zona: viejos vagones, vías ya rujentas, malacates solitarios en paisajes de una singularidad que hasta evocan a tierras del planeta rojo,... Tierras de ensueño que quedan grabada en la retina de los artistas,...


Porque la la tierra de la cicatriz roja llama al arte,...





Los alumnos de la Escuela Municipal de Pintura de Nerva en la exposición 'Sorolla. Visión de España' (Sevilla). Fuente: www.nerva.es

Y el arte llama a la tierra,... Por eso, también fueron protagonistas los alumnos, esta vez, de la Escuela Municipal de Pintura de Nerva que viajaron a la capital sevillana para disfrutar tanto de los paisajes de su tierra como de la maestría de la luz en la exposición del genial Joaquín Sorolla.

Porque el artista necesita beber de otras fuentes, más allá de su propio interior y su entorno más cercano. Necesita sumergirse entre otras pinceladas para desarrollar sus capacidades. Porque cada alumno de la Escuela de Pintura de Nerva tiene el arte tan arraigado como la ilusión que le ponen en cada ejercicio que les propone cada día Antonio León, maestro del color en escenas de la vida más costumbristas,- y, por qué no, maestro de las pinceladas de la vida también-.

"(...)Sólo se me ocurren dos explicaciones de esta 'abundancia de artistas': por un lado la pronta concienciación social y política, de izquierdas naturalmente, - teniendo en cuenta que a principio de este siglo el deseo de romper la explotación económica iba unido al de 'querer saber', a la cultura como medio para ser libres -; y por otro lado, el hecho de 'estar conviviendo' con unas tonalidades paisajísticas muy peculiares: los tonos ocres y rojizos del entorno minero, lo que puede llevar a una especial sensibilidad hacia EL COLOR". A. Méndez Ardila en Gómez Moreno, Juan (1996): Artistas Nervenses. Ventana abierta al arte contemporáneo (Nerva 1882- 1942).

Sin embargo, esa concienciación social de la que habla Méndez Ardila parece estar adormecida, quizás por el olor a contaminación que se respira en la Cuenca; concienciación que se echa en falta para que en estos tiempos Nerva vuelva a ser 'tierra de artistas', tal y como opina algún amigo desencantado por el 'mal corazón y el padrastreo' que ya citó el poeta moguereño y que , sin duda están muy de actualidad por estos lares.

Ahora bien, sí que el COLOR en grandes dimensiones que rodea a los nervenses y los demás pueblos mineros de la zona, persiste en las 'almas sensibles' y se sigue necesitando expresar miradas entre los azules teñidos de rojizos y ocres.