Rafael Vargas presenta su poemario ‘Los códices de Arcadia’ en el Vázquez Díaz

El escritor serrano Rafael Vargas presenta este jueves 15 de marzo su último poemario, Los códices de Arcadia (Bohodón Ediciones), en el Museo Vázquez Díaz de Nerva (19.30). El acto contará con la intervención musical de José Luis Pastor Romero de la Osa y José Barzabal

Tras Dátiles para endulzar el alma  (2010) y Equipaje de fuga y Barra libre (2009), 

Los códices de Arcadia es un poemario dividido en dos partes bajos los títulos de “Cuestión de enfoque” y “El viaje interior de la libertad”. El primero una serie de poemas muy personales dirigido a una selección de las muchas personas importantes en su vida: "Cuestión de enfoque" se divide a su vez en tres secciones bajo la nomenclatura de planos cortos, cámara fija y travelín. Vargas nos sumerge en versos que no dejan indiferentes al lector y dedicados a artistas como José Delgado, Manuel Moya, Mario León o Mario Rodríguez. Manuel Jiménez Friaza, Marisa Carbajo o José Luis Pastor cariñosamente "Pío" también tiene cabida en este poemario. Los recuerdos y las añoranzas están presentes como el poema a José Barzabal. 

En la segunda parte, "El viaje interior de la libertad", y concretamente en la sección titulada como el libro Los códices de Arcadia el poeta se desnuda en primera persona bajo la voz de unos personajes con mucha historia detrás, tanto históricos como más desconocidos, donde la libertad parece la nota predominante. En primera persona hablan Mahatma Gandhi, María Zambrano, Che Guevara, Rigoberta Menchú, César Vallejo, Irena Sendler, Nelson Mandela, Madre Teresa de Calcuta, Víctor Jara, Aminatu Haidar, José Saramago, Josefa Navarro Zamora, Liu Xiaobo, Suu Kyi, Antonio Augusto de Seixas, José Antonio Labordeta y Otelo Saraiva de Carvalho. El autor llega a reconocer que "estos versos a quemarropa y su modo de encauzarlos son más yo de lo que soy".


Con todo, Yo Periodista se sumerge en versos de Rafael Vargas como estos, extraidos de Bohodon Ediciones (más info, AQUÍ)

II

No sé si la vida me lleva o me trae,

ahí se asienta mi duda,

colgada a los signos de interrogación 

de algún verbo sin tiempos

sobre el alma misma del sujeto.

En el frágil armazón de sus huesos

un ojalá con futuro, 

y con su hambre y su fiebre

la fe pura del hombre.

¿Y si la luz es la sombra

o la abstracción del eco?

¿Y si la muerte fuera la vida

o viceversa? ¿Quién puede penetrar

en los misterios del deseo?

Qué inclemente puede ser el azar,

ni siquiera la realidad es mía.

Lloro para que el mar no muera.

Cuánto dolor acumula

el lado oculto de los sueños

y la memoria del aire.